La higiene corporal de una persona encamada.

La higiene corporal de una persona encamada.

Muchas veces cuando tenemos que cuidar de una persona mayor desconocemos como hacer las cosas. La higiene de una persona convaleciente en una cama es una de ellas. Dentro de la higiene se engloban todas las actividades que tienden a conservar la salud la higiene es fundamental en la prevención de algunas enfermedades. Para el cuidado de la piel sana, la principal actividad es su limpieza e hidratación. La higiene, que ha de realizarse diariamente, es frecuente que se lleve a cabo en la cama en el caso de ancianos  enfermos.

Consiste en asear por completo a la persona mayor encamada para conseguir una higiene eficaz.

Estos son algunos de sus beneficios: 

- Eliminar la suciedad de la piel (sudor, orina, heces, secreciones). 

- Evitar que aparezcan úlceras por presión e infecciones. 

- Estimular la circulación. 

- Proporcionar comodidad y mejorar el estado psicológico. 

Pasos a realizar: 

- Desnudar a la persona mayor encamada, cubriendo con una sábana las zonas del cuerpo que no se estén aseando. 

- Colocar debajo del paciente una toalla o empapador (para no mojar la cama). 

- Lavar sucesivamente las diversas partes del cuerpo secándolas con cuidado de forma inmediata. Aplicar un masaje con crema hidratante, insistiendo en las zonas de fácil escoriación (talones, espalda, glúteos...). Para ello, cumplimos los siguientes pasos: 

Con el enfermo en decúbito supino (boca arriba) ligeramente incorporado, lavar la cara con agua sin jabón y una compresa. 

A continuación, limpiar con una esponja enjabonada brazos, manos, axilas, pecho, abdomen, piernas y pies, insistiendo en los espacios interdigitales. Aclarar con agua. 

Colocar al enfermo en decúbito lateral (de lado) y con otra esponja enjabonada o bien agua con jabón y agua limpia lavar el cuello, espalda, glúteos y parte posterior de las piernas, aclarando después. 

Poner al enfermo en la posición inicial y llevar a cabo la higiene de áreas específicas: genitales, boca, ojos y cabello. 

- Peinarle y echarle colonia. 

- Cambiar la ropa de la cama. 

- Enrollar hasta la mitad de la cama las sábanas sucias y si es necesario la funda del colchón: a continuación, colocar las sábanas limpias remetiéndolas o estirándolas hacia el centro de la cama. Voltear al enfermo hacia el lado donde está la ropa limpia, retirar las sábanas sucias y tensar las nuevas todo lo posible para no dejar arrugas. Se aprovechará para poner el empapador y el absorbente si el enfermo lo precisa. 

- Se procede a continuación al cambio de ropa manteniendo al enfermo en decúbito supino (boca arriba), incorporándole primero el tórax y bajando la sábana enrollada transversalmente desde la cabecera hasta los pies. 

Para el cuidado de la piel sana, la principal actividad es su limpieza e hidratación. La higiene ha de realizarse diariamente, evitando así la suciedad, la aparición de úlceras e infecciones, mejorando la circulación y proporcionando comodidad y seguridad psicológica

 

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